
Tengo en la punta de mis dedos miedo…
O la certeza de que Octubre efectivamente es tétrico
Lúgubre como los callejones sombríos de la gran ciudad.
Balanceo en mis brazos la canción de cuna que me arropaba
Y aun no es de noche y no logro ver nada…
Está la sortija añeja de oro blanco, la cobija en el mismo sitio,
E interminables pieles de historias desangrando por este hogar
Ah! Como sosegaría este sepulcral momento un beso… ese que me donaba la calma…
Beso tronado… bien dado en la mejilla…
En la frente, en el alma ahora rota.
Tengo tantos en el almacén de mis memorias
Y se extenuarán el día en que fallezca mi conciencia.
Parafraseo el reseco dolor de saber que se disipa su luz
De saborear el desolado sitio que deja…
Y de recordar… una y tantas veces que efectivamente me amaba tanto
Parece que se acaban sus horas… y ciertamente las mías se desmoronan…
Ya son cenizas que consagradas las esparzo en el campo de mi paisaje.
Y cierro mis labios… formo mi esfera… sin agua… sin ráfagas de viento…
Sin tierra… solo las cenizas que nacieron de un cuerpo amado
Solo pero suficiente… su dosis de calor que aún me ciñe de espanto…
Sabiendo que la melancolía está reluciente
Y preparada para estar conmigo
Y cosiendo la nostalgia a mi pecho
Y cargando en la espalda a este pavoroso preludio a la muerte.
O la certeza de que Octubre efectivamente es tétrico
Lúgubre como los callejones sombríos de la gran ciudad.
Balanceo en mis brazos la canción de cuna que me arropaba
Y aun no es de noche y no logro ver nada…
Está la sortija añeja de oro blanco, la cobija en el mismo sitio,
E interminables pieles de historias desangrando por este hogar
Ah! Como sosegaría este sepulcral momento un beso… ese que me donaba la calma…
Beso tronado… bien dado en la mejilla…
En la frente, en el alma ahora rota.
Tengo tantos en el almacén de mis memorias
Y se extenuarán el día en que fallezca mi conciencia.
Parafraseo el reseco dolor de saber que se disipa su luz
De saborear el desolado sitio que deja…
Y de recordar… una y tantas veces que efectivamente me amaba tanto
Parece que se acaban sus horas… y ciertamente las mías se desmoronan…
Ya son cenizas que consagradas las esparzo en el campo de mi paisaje.
Y cierro mis labios… formo mi esfera… sin agua… sin ráfagas de viento…
Sin tierra… solo las cenizas que nacieron de un cuerpo amado
Solo pero suficiente… su dosis de calor que aún me ciñe de espanto…
Sabiendo que la melancolía está reluciente
Y preparada para estar conmigo
Y cosiendo la nostalgia a mi pecho
Y cargando en la espalda a este pavoroso preludio a la muerte.
G.F.N.
Anig Haraf