Las guaridas en los árboles son muchas
Un lecho con hojas de jacaranda se fabrica naturalmente
Cabellos de fuego y cuerpos rústicos
Parecidos a la savia del roble antiguo
No es de día ni de noche…
Y la danza se vuelve un ritual
Pero con la espontaneidad de dos cuerpos
Y no se ocupa más que de la música del campo
Los grillos nocturnos, las chicharras vecinas
El búho de insomnios y los dulces pajarillos de pelo rojo por las mañanas
Pero si no es día y no es noche…
Se escucha al viento y las hojas crujir debajo de esos pies imparables y amoratados…
La danza rosa en medio del fuego de dos cuerpos silvestres
Que imaginan que tocan la flauta…
y simulan que son dos venados…
Alma de simios…
Las guaridas de los árboles esperan,
con la sábana de su sombra y la seda de sus hojas…
Dando como escenario una alfombra
donde la danza se convierte en rosa…
G.F.N.
ANIG HARAF
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